El Proyecto Serikat Mimpi, actúa en Lombok, una de las 17.508 islas que componen la República de Indonesia, que se encuentra entre el Sureste Asiático y Oceanía. Con una población de 237 millones de personas, es el cuarto país más poblado del mundo.
Indonesia es un país con gran cantidad de recursos naturales, sin embargo, se encuentra en vías de desarrollo y gran parte de su población vive bajo el umbral de la pobreza.
El hecho de que Indonesia se encuentre situada en medio del conocido como Anillo de Fuego del Pacífico, hace que el riesgo de catástrofes naturales sea elevado. Ha sufrido a lo largo de su historia devastadoras catástrofes por lo que el país siempre se encuentra en permanente estado de reconstrucción sin que haya forma de evitar que siga ocurriendo y que continúe afectando a su población a lo largo del tiempo. A esto se suma, la falta de infraestructuras estables y preparadas para este tipo de situaciones.
Lejos de la ciudad de Mataram, la capital de la isla, se asientan los pequeños poblados característicos de las zonas más pobres de la isla de Lombok. Se trata de poblados, que agrupan entre 30 y 200 familias, que viven en cabañas de maderas o mimbre, algunas levantadas del suelo por vigas de madera que las aislan del suelo, protegiéndolas de las numerosas inundaciones que se producen por las frecuentes lluvias. Los poblados suelen poseer una mezquita, un grifo comunitario, una escuela local, una ventita de varios (Productos de higiene, gasolina, tabaco, refrescos, algunos enlatados...) y, cuando el poblado supera las 200 familias, suele tener una habitación habilitada como centro de salud Cuanto más alejado esté el poblado al núcleo poblacional mayor, menos infraestructura tendrá y sus habitantes tendrá menos acceso a los servicios básicos.
Por otro lado, la población se enfrenta al fracaso generalizado del sistema educativo. Gran parte de la población infantil no acude a la escuela dado que la más cercana puede estar a varias horas caminando desde sus cabañas. Muchas veces los peligrosos caminos hacia la escuela constituyen serios riesgos para sus vidas y otras veces, sencillamente no acuden porque se encuentran inmersos desde muy pequeños en el mundo laboral. Desde edades tempranas, los niños y niñas indonesias sirven con mano de obra gratuita dentro de sus propias familias, ayudando a sus padres tanto en la recolecta de algas, como en labores de construcción o de cuidado de hermanos más pequeños. Del mismo modo, en Lombok, la mendicidad y el trabajo infantil es incalculable.
Además, Indonesia es el país con mayor número de musulmanes del mundo, por lo que la cultura musulmana impregna la mentalidad de la población con roles de género muy marcados, llevando a la mujer a una situación de inferioridad con respecto a los hombres. Esto hace que hayan unos índices elevados de violencia de género y que sea un país eminentemente machista, donde los derechos de las mujer se encuentran supeditados a los deseos de los cabezas de familia, sus padres o sus maridos. Así no es raro encontrar lugares donde continúan castigando la infidelidad femenina o la homosexualidad con latigazos públicos.
Sin embargo, la población de Indonesia se caracteriza por su amabilidad y su hospitalidad. Se trata de un país informalmente colonizado por gran cantidad de población extranjera que se encuentra disfrutando del entorno excepcional que configura el país y constituyendo enormes colonias que poco a poco están occidentalizando la cultura indonesia. En Indonesia conviven dos realidades paralelas, la absoluta pobreza y la opulencia de los extranjeros que se han asentado allí. Estas dos realidades conviven pacíficamente, sin encontrar oposición por parte de la población local, quien asume sin contrariedad, servir a los que vienen de fuera.
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